quarta-feira, 12 de dezembro de 2007

Ryokan - Zen -Iluminación (en espanhol)

Un hombre como Ryokan


Un hombre como Ryokan era un verdadero monje, un monje de un rango inferior y Shakyamuni era igual. No tenían necesidad de convertirse en jefes de templo, y por no tener necesidad de nada fueron grandes. ¿Por qué?

Porque poseían la única cosa que no puede ser ni quemada por el fuego ni inundada por el agua. Su espíritu era diferente del de los que claman sin cesar: « No empuje, no empuje », y que se pelean como niños para promover su carrera. Éstos, incluso cuando ascienden, son pobres. Uno de mis amigos que trabaja en el cuartel general del Zen me dijo:
"Vienen a verme individuos extraños. De primeras, parecen nobles, pero no hacen más que posternarse para mendigar posiciones. Es completamente repugnante. »
El budismo se ha vuelto una cosa rara, dijo
« La vida total es el pensamiento del no-pensamiento », pero este mismo no-pensamiento se ha convertido en argumento para tener éxito en sus asuntos. De hecho, ¡se puede llegar a ser cualquier cosa !. Hoy en día, dicen
« Práctica, práctica », pero hay todo tipo de prácticas. Está la práctica para hacer dinero y está la Vía de Buda. Entre las vías, está la de los seres infernales y la de los fantasmas hambrientos. Es en la Vía de Buda en la que tenemos que destacar y, es al Zen auténtico al que nos debemos despertar; para despertarse al Zen del Tathagata, tenemos que ver los zen inferiores.

Todo lo que tenemos que hacer, es afirmar la realidad, pero ésto no es fácil cuando el hombre y los fenómenos se ponen obstáculos. Todo lo que aparece en este mundo no es más que ilusión, karma y hábito. Un ladrón huye furtivamente y el policía que sale en su persecución sospecha de todo el mundo. El cazador y su blanco evolucionan en mundos totalmente diferentes. La realidad auténtica es difícil de conocer. Afirmar esta realidad, es sobrevolar el universo entero y de una sóla mirada abarcar todas sus perspectivas. Ésto es despertarse en el budismo.
Para mí, la gran suerte de mi vida fue hacer zazen con este cuerpo que habría podido ser el de un canalla. Fue una suerte también para todo mi entorno y para todos a los que hubiese podido engañar y de los que hubiese podido abusar. Todos se salvaron cuando felizmente me hice monje. Mi devoción viva a Buda es para mí la postura de zazen, y el contenido de esta postura de zazen es el ser humano Sawaki. El espíritu loco y complicado de Sawaki se comunica entonces con todos los seres sensibles, y es así como zazen salva a la humanidad. Cuando se afirma así la realidad de la devoción viva a Buda, cuando zazen y Sawaki están en unidad, es la consumación de toda una vida.
Ésta es la auténtica transmisión de los Budas y de los patriarcas: sólo sentarse. Más que el trasquilado técnico humano, como la alta iluminación o la profunda introspección, es mejor practicar, lo que -para el hombre - es inaceptable y no compatible: este zazen, el más profundo, el más puro y el más auténtico.
En resumen, aquí, me siento recto, este zazen imenso e ilimitado llena el espacio y el tiempo.